Siempre se ha dicho que la eficiencia es la clave para la competitividad de una economía y también de cada una de las empresas que la conforman. Y es completamente cierto. Todas aquellas entidades que han encontrado la capacidad de producir más con un coste menor son las que optaban a vender sus productos de forma más barata y, por tanto, conseguir de ese modo enganchar a una mayor cantidad de personas en lo que se refiere a la adquisición de los productos que se encarga de comercializar. Es una situación que responde al funcionamiento tradicional de la economía.