De un tiempo a esta parte se viene hablando muchísimo del tema de la gestación por vientre subrogado, un debate que ha traído cola debido al “uso” que se podría hacer del cuerpo de la mujer si se llega a legislar este tema pues, aunque la gestación subrogada sería altruista, también sería muy difícil para el Estado controlar que no se comprara “en negro” el cuerpo de la mujer que se ofrece como vientre de alquiler. Sin embargo, hay muchas otras técnicas de reproducción asistida que traen debate entre la sociedad, algo que personalmente no comparto, pues no veo ninguna malicia en intentar poner todos los medios que tenemos al alcance para traer al mundo a un hijo.
Inseminación artificial de la pareja, de donante, ovodonación con semen de la pareja o de donante, fecundación in vitro, etc. Son muchos los tratamientos que hoy en día ponen a nuestro alcance las clínicas de infertilidad, así como la Seguridad Social, para ayudarnos a concebir unos hijos que cada vez llegan más tarde.
La mayor parte de las veces son los religiosos los que se llevan las manos a la cabeza ante la posibilidad de recurrir a estas técnicas, pero también hay otros sectores que opinan que cualquiera de ellas es una aberración a la naturaleza. Claro, que también piensan lo mismo de otras cosas en las que no voy a entrar y somos los demás los que nos llevamos las manos a la cabeza.
Las principales técnicas de reproducción
Inseminación Artificial: La IA (Inseminación artificial) viene a ser lo mismo que un coito pero con unos tiempos medidos y, si es necesario, con medicación hormonal para favorecer las posibilidades de conseguir el positivo. Tanto si el semen es de donante anónimo como si es de la pareja de la mujer, la técnica consiste en esperar al momento idóneo (natural o inducido) para introducir el semen mediante una cánula a través de la vagina, guiándolo directamente hasta el cuello del útero para intentar conseguir un embarazo. La tasa de éxito está entre el 12 y al 20%.
Fecundación In Vitro (FIV): La FIV tiene una tasa de éxito mayor a la IA pues asciende hasta el 60% de probabilidades de embarazo. Esta técnica consiste en la fecundación manual de uno a tres óvulos (según legislación española) y la implantación vía vaginal en el útero de la madre.
Ovodonación: Cuando son los óvulos de la madre los que tienen algún problema (bien por edad o por cualquier otra anomalía), existe la posibilidad de recurrir a una donante anónima. Ella, al igual que lo hacen los donantes masculinos con su semen, dona sus óvulos con el fin de ayudar a otra mujer a concebir. Esta técnica por la Seguridad Social casi no se usa, pues los costes con muy elevados, pero hay reconocidas clínicas como IVI o la Clínica Bernabéu que ofrecen esta técnica a sus pacientes cuando creen que es necesario.
Entendiendo los prejuicios
Contra la gestación subrogada hay muchos argumentos, y no provienen sólo de los religiosos o de los que creen que esta técnica va “contra natura”, sino también de muchas mujeres que creen que legalizar esta técnica sería similar a tratar su cuerpo como a una máquina de reproducción o una vasija sin más. Si bien es verdad que quien aprueba su legalización lo hace en base a la premisa de que este gesto sea “altruista”, debemos tener en cuenta que aunque las leyes regulen esta situación para asegurar que no hay explotación económica de la gestante, sería muy sencillo acabar dando “donaciones” en negro a esa mujer como gratificación por su ayuda y eso acabaría siendo precisamente aquello que se quiere evitar: la compra-venta del cuerpo femenino como madre gestante. De ahí que, en opinión de este blog, esta sea la única técnica de reproducción asistida que nos planteen dudas pues, aunque apoyemos la ayuda de la ciencia en este sentido, también vemos necesario anteponer la protección de la mujer a todo lo demás.
Ahora bien, las opiniones que hay en contra del resto de técnicas de reproducción están basadas, casi todas, en creencias y no en temas legales o éticos por lo que debería ser decisión personal de cada uno utilizarlas o no. De hecho, así es actualmente en España, a pesar de que algunos colectivos quieran modificar esta situación.
Contra la donación de semen el mayor argumento es que hay un total descontrol en España puesto que, al no haber ningún registro, un mismo hombre podría donar cientos de veces en diferentes clínicas y, por ende, acabar teniendo cientos de hijos repartidos por todo el territorio español, algo que podría tener varias consecuencias.
Contra la ovodonación el número de argumentos en contra se amplía puesto que ya entran en el tema muchas voces religiosas que aseguran que los óvulos que se fecundan y luego no se implantan para que nazca un bebé son fetos muertos, almas muertas. En otras palabras, asesinato. Es muy machista pensar que el semen del hombre puede desperdiciarse o no según convenga pero no así el óvulo de la mujer cuando, en realidad, son exactamente lo mismo.
De hecho, en mi opinión, cualquier argumento contra las técnicas de reproducción asistida que ahora mismo son legales en España es una total aberración puesto que nuestra natalidad va en descenso y si encima se les niega la ciencia a todas aquellas parejas que no consiguen concebir de forma natural acabaremos siendo un país de viejos, si es que no lo somos ya.