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Si quieres dejar de beber, esto es lo que tienes que hacer

Sé que pensar en dejar el alcohol puede darte miedo. Quizá te preguntas si podrás seguir disfrutando, salir con amigos o simplemente relajarte sin él. Y está bien sentirlo: no tienes que ser “fuerte” ni demostrarle nada a nadie. Hoy, este artículo es para ti, sobre cómo quieres sentirte y para recuperar un poco de libertad frente a algo que a veces se sale de control.

Tal vez te preocupa que, sin el alcohol, te estés perdiendo algo… pero créeme, se puede seguir divirtiendo, socializando y disfrutando sin depender de una bebida que te está destrozando. No es cuestión de renunciar a lo que te gusta, sino de descubrir nuevas formas de vivir esos momentos y cuidar de ti mismo al mismo tiempo.

Tú puedes hacerlo, paso a paso, a tu ritmo.

 

Antes que nada, tienes que reconocer que tienes un problema con la bebida

Primero, hay que ser honestos. Si estás leyendo esto, probablemente sabes que el alcohol ya no es solo “un trago de vez en cuando”. Quizá notas que te levantas cansado, que pierdes la cuenta de las veces que bebes en una semana, o que tus amigos ya te miran raro cuando dices “otra más”. Todo eso está bien, es normal, y reconocerlo no es ser débil… es ser valiente.

Lo que sí ayuda es no engañarte. Si tu plan es “solo un descanso”, pregúntate si eso funciona de verdad. Muchas veces decir “hoy no bebo” termina siendo “vale, pero solo una cerveza”, y de ahí se va todo al traste. Y no pasa nada, no tienes que sentir culpa. Lo importante es reconocerlo, aprender de ello y pensar: ¿qué necesito para que esto cambie de verdad?

Ah, y ojo: esto no es solo para los que beben mucho todos los días, también aplica si tu problema es social, si solo bebes los fines de semana pero después sientes que pierdes el control.

Reconocerlo es el primer paso.

 

Las reuniones con amigos es un punto fuerte de tentación

Con amigos, fiestas y planes de fines de semana, el alcohol está por todas partes.

Primero, respira. No tienes que convertirte en el aburrido del grupo. Hay formas de estar presente sin beber y sin sentir que te estás perdiendo la diversión.

Un truco que funciona: elige tu bebida “falsa”. Puede ser un refresco, un mocktail o incluso agua con gas y limón. Nadie tiene por qué saberlo, y muchas veces tus amigos ni lo notan. Lo importante es tener algo en la mano, así evitas la típica pregunta incómoda “¿por qué no tomas?” que puede salir en cualquier momento.

También ayuda tener un plan mental para cuando alguien te ofrezca alcohol. No necesitas dar largas ni excusas complicadas. Un simple “no, gracias” funciona. Si quieres, puedes tener un par de respuestas listas para no sentirte raro: “Estoy descansando del alcohol”, “Hoy solo quiero ver cómo me siento sin beber”, o simplemente “Hoy no me apetece”. Punto, sin más.

Otra cosa que ayuda mucho: cambiar la dinámica de los planes. Si todos siempre van a bares, sugiere cafés, cenas, paseos o planes de día. Al principio puede ser raro, pero con el tiempo tus amigos se acostumbran, y tú también.

 

Se acerca la Navidad, unas fechas clave para el alcohol

La Navidad está cerca, y con ella vienen cenas, brindis y copas. Puede ser intimidante, pero se puede manejar. La clave es tener una estrategia y no improvisar.

Primero, decide tus límites antes de que llegues a la fiesta. Por ejemplo: “No voy a beber más de una copa” o “Hoy no bebo nada”. Tenerlo claro evita que te dejes llevar por el momento.

Segundo, ten un sustituto del alcohol. No es raro que lleves tu bebida o que te encargues de pedir un cóctel sin alcohol que te guste. La idea es que tengas algo para brindar, pero sin romper tu compromiso.

Tercero, busca aliados. Habla con un amigo de confianza y cuéntale que estás dejando el alcohol. Tener a alguien que te respalde en la mesa hace que todo sea más fácil. Además, puedes turnarte para que él o ella te saque de situaciones incómodas.

Y, por último, no te castigues si alguna situación te hace sentir incómodo. Eso no significa que estés fallando, simplemente estás aprendiendo a manejarlo.

 

Pídele ayuda a un profeisonal, si este tema te sobrepasa

A veces, la ayuda de amigos y familiares no es suficiente, y un coach profesional puede convertirse en tu aliado.

Desde Remember The Now, coach certificada que utiliza una metodología basada en la ciencia y en la Psicología Afectiva Liminal (ALP), nos explican que, cuando sentimos ganas de beber, a menudo no es el alcohol lo que realmente necesitamos, sino una pequeña calma, la compañía o un escape. Reconocer esto permite buscar alternativas para no depender de una bebida.

También nos aconseja empezar por identificar los “gatillos” que te hacen beber y luego crear estrategias concretas para enfrentarlos. Puede ser algo tan simple como planificar con anticipación qué vas a hacer cuando llegue la hora de beber, o cambiar la rutina que te lleva al bar. Lo importante es tener un plan claro y acompañado de alguien que te guíe.

Como ves, tener un profesional que te ayude a organizar tus pasos y a mantener tu motivación hace que todo sea mucho más alcanzable.

 

También existen loas reuniones de Alcohólicos Anónimos

Si alguna vez has pensado “quizá necesito ayuda, pero no quiero que nadie me juzgue”, los grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos son una opción buena. Estar con gente que está pasando por lo mismo te hace sentir menos solo y más comprendido.

Se trata de conseguir un espacio seguro donde puedas compartir tus dudas, tus miedos y tus logros sin sentir vergüenza. Muchas veces, escuchar a otros y compartir tu experiencia te da herramientas que no hubieras imaginado.

Además, en estos grupos aprendes a manejar situaciones complicadas, desde resistir la presión social hasta lidiar con días difíciles. Y lo mejor es que no estás solo: la conexión humana ayuda más de lo que parece.

 

Cambios en tu día a día para mantenerte firme

Hacer pequeños cambios en tu día a día pueden hacer una gran diferncia. Por ejemplo:

  • Dormir bien. Cuando estás cansado, la tentación de beber aumenta.
  • Comer mejor. Un cuerpo bien alimentado resiste más los antojos.
  • Hacer ejercicio. No tienes que matarte en el gimnasio, pero moverte ayuda a liberar estrés.
  • Mantenerte ocupado. Si llenas tu día con actividades que disfrutas, hay menos tiempo para pensar en beber.

Otra cosa que ayuda es llevar un registro. No es obligatorio, pero apuntar cuándo sientes ganas de beber y cómo las manejas te da perspectiva y te motiva a seguir. Es como ver tu progreso en tiempo real.

 

Cómo lidiar con la ansiedad y el estrés sin alcohol

Muchos beben para “relajarse” o “olvidar problemas”, y la verdad es que esto solo aplaza lo que necesitas enfrentar y muchas veces incluso lo empeora. Aprender a lidiar con la ansiedad sin alcohol es clave.

Técnicas simples que funcionan: respiración profunda, meditación, estiramientos, escuchar música que te calme o incluso hablar con alguien. Lo importante es que encuentres algo que realmente funcione para ti y lo conviertas en hábito.

Otra opción es sustituir la bebida por algo placentero pero saludable: un té, un café, o incluso un chocolate. Sí, puede sonar tonto, pero ayuda a tu cerebro a asociar la “recompensa” con algo que no te haga daño.

 

Mantener la motivación a largo plazo

El mayor reto no es empezar, sino mantenerse firme en tu decisión, y es por eso es vital tener metas claras y razones que realmente te importen. Puede ser salud, dinero, relaciones, energía o simplemente sentirte libre.

También ayuda celebrar tus logros, aunque sean pequeños. Cada semana sin beber, cada situación social que manejas bien, es un triunfo. No subestimes la importancia de darte créditos a ti mismo.

Otra cosa: acepta que habrá días malos. No pasa nada si un día te sientes tentado o incluso fallas. Lo importante es volver al camino sin sentir que todo se perdió. La constancia, no la perfección, es lo que cuenta.

 

Piensa en lo que quieres de verdad

Al final, dejar el alcohol no es un castigo ni un sacrificio, es una decisión sobre tu vida y sobre cómo quieres sentirte. Pregúntate: ¿quiero seguir siendo esclavo de algo que no me aporta nada bueno y que, además, está dañando mi salud? ¿O quiero estar presente, disfrutar de la vida de verdad y sentirme bien conmigo mismo?

Cada vez que decides no beber, estás tomando control de tu vida. Estás demostrando que puedes elegir lo que es mejor para ti. Y aunque suene serio, también es liberador. Porque al final, nadie más puede hacerlo por ti. Si logras mantener esto presente, todos los consejos, estrategias y apoyos que mencioné dejan de ser teoría y se convierten en herramientas reales que puedes usar todos los días.

Espero que esto te sirva. No es fácil, sí, pero es posible. Y créeme, se puede disfrutar la vida sin depender del alcohol. Ahora es tu turno de decidir cómo quieres vivirla.

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